autoevaluación.
1. f. Evaluación que alguien hace de sí mismo o de algún aspecto o actividad propios.
¿Qué contestarías si te pregunto si te autoevalúas a diario? Quizás te parezca que no lo haces tan a menudo porque no eres consciente de ello, pero te aseguro que forma parte de tu rutina.
La teoría de la disonancia cognitiva se encarga de explicar el por qué y el cómo esto sucede sin que seamos plenamente conscientes. Su autor, Leon Festinger, fue un reconocido psicólogo social que a través del análisis de la comparación social descubrió que tendemos a autoevaluarnos para saber si nuestras opiniones, actitudes y cualidades son correctas en base a la comparación con otros individuos.
Cuando sentimos disonancia, es decir, cuando consideramos que tenemos actitudes y pensamientos contradictorios o incorrectos, nos produce un malestar que tratamos de eliminar mediante la aplicación de distintas estrategias como el cambio de conducta, asumir la condición errónea de ésta, argumentar en pro de la la misma, etc.
Por ejemplo, si teníamos pensado ahorrar pero una tarde gastamos una gran suma de dinero yendo de tiendas, podemos eliminar la disonancia diciéndonos a nosotros mismos que necesitábamos un capricho o que empezaremos a ahorrar a partir de ahora. Pero también podemos sentirnos peor porque pensemos que ahorrar es muy necesario en estos momentos. Por lo tanto podemos decir que el grado de malestar que sintamos dependerá de las estrategias que sigamos y cómo argumentemos el conflicto.
En ocasiones, tenemos creencias tan firmemente arraigadas que somos capaces de manipular la realidad y provocar situaciones que las confirmen para evitarnos el malestar disonante.
Veamos un par de ejemplos;
Estos ejemplos no son extremos, son muy comunes y seguramente nos sintamos reflejados al menos en parte. Todos y cada uno de nosotros sentimos disonancia en ciertos momentos y, a veces, la forma de eliminarla puede resultar en un problema mucho mayor, como el aislamiento social en el primer ejemplo o acabar dejando los estudios en el segundo.
Ahora que sabemos que las creencias que nos llevan a ese malestar son en ocasiones irracionales, podemos aprender a detectarlas y frenarlas para evitar que nos dañen. El autoconocimiento y la sinceridad con nosotros mismos será el primer paso, si admitimos que el problema real no es que seamos indeseables sino que no nos queremos y tenemos miedo de mostrarnos y compartirnos con los demás, podemos trabajar en esa falta de autoestima para perder los miedos. Y si vemos que los suspensos reiterados en esa materia son fruto de nuestro bloqueo y no de la falta de capacidad, podremos enfrentarnos a ello y superarlo.
Conocernos conlleva tiempo, paciencia, y exige perder los prejuicios, pero es la puerta de entrada para vivir en armonía con nosotros mismos. No te temas.
Graduada en Psicología por la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED). Centrada en la relación entre la salud del aparato digestivo y el estado emocional, prima la visión holística del paciente. Reside en Madrid.
Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.
Rogers y teorías humanistas a tope 😀 Felicidades por el artículo!
Muchas gracias!!
Lo que pasa es que convivimos con esa disonancia toda la vida. No hay marcha atrás y saberlo solo nos hace ser conscientes. Cambiarlo es otro estadio.
Hola Patri! Así es, convivimos con ella. Pero por eso es tan importante conocernos, para entender las causas de la disonancia y poder ponerle remedio. Como bien dices cambiarlo es otro estadio, pero es necesario el previo para dar paso al siguiente.
Muchas gracias por leernos y por comentar! Te esperamos más por aquí!