Café filosófico: ¿Estaremos sometidos a un mayor control social?
Imagen| Iñaki Basoa
Obra de tal modo que uses a la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio.
Kant
La pregunta que los participantes quisieron plantearse, pasada la cuarta semana de confinamiento social, verbaliza un arraigado temor que recorre algunas conciencias críticas, en estos tiempos de tantas y nuevas tecnologías de la información, cada vez con mayor alcance y capacidad de control ciudadano. Todos conocemos ya los peligros. Todos los hemos presenciado a través de abundantes relatos distópicos. Y la sospecha no es sólo que eso, que hemos visto nacer y desarrollarse a través de la literatura y el cine, pueda pasar, sino que dichos relatos nos dan que pensar si, a la vez, no orientan el desarrollo científico-técnico mismo, generando expectativas y deseos, cuando son utópicos, o bien aceptación resignada, cuando son distópicos. Y se dice: este es el futuro que nos espera. Así pues, la pregunta relevante que sea capaz de orientar adecuadamente nuestra inquietud, ha de incidir necesariamente, también, en nuestra capacidad de control como ciudadanos. ¿Estamos preparados, desde nuestra conciencia ética y política actuales, para regular adecuadamente todo el flujo de información y de medios técnicos que parecen arrastrarnos? ¿Lo están nuestras estructuras políticas y sociales? Si te preocupa –o si quieres constatar que no hay de qué preocuparse– aquí tienes la ocasión para poder pensarlo junto a este nutrido grupo de personas que, sin tener nada mejor que hacer, decidieron conectarse a través de una plataforma virtual y dialogar juntos sobre ello. ¿Afectará este hecho (pensar la tecnología a través de la tecnología) a la discusión? Lo veremos.
Los participantes eran plenamente conscientes de las graves implicaciones de esta cuestión. Y la mayor inquietud se nutre, no sólo del mayor y más extendido poder de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, de los llamados Big Data, de los dispositivos de rastreo de la información privada, etc., sino que la actual pandemia, debida al virus Covid-19, se vaya conformando como la excusa perfecta para una penetración mayor en la vida de las personas, su dignidad personal y como ciudadanos. Todo ello desde intereses particulares, ideológicos, económicos o de poder, en donde los sujetos (fines en sí mismos) se conviertan en objetos (medios o recursos para un fin extraño a dichos sujetos), y queden de algún modo esclavizados, como ya nos advirtió Inmanuel Kant, cuando se refería al desarrollo de una verdadera ciudadanía ilustrada.
–A mí me preocupa la sumisa colaboración que observo en la gente. Dispondrán un seguimiento exhaustivo e intromisión en nuestras vidas, y colaboraremos sin rechistar.
–A mí me preocupa la reducción de los ciudadanos a información. ¿Sólo somos flujos de información, datos? ¿Dónde queda la dignidad humana?
–¿Es que hay que elegir entre seguridad y libertad? ¿Es imprescindible perder libertad para poder vivir más seguros?
–¿Están preparadas nuestras estructuras democráticas para esta pandemia? ¿Y lo están para no recurrir a lo de costumbre: el control a través de la tecnología?
–Pues sí, y digo yo: ¿por qué va a ser cierto que los problemas generados por la tecnología solamente se puede superar con más tecnología? ¿No es esto caer un mal a otro peor?
Como podéis comprobar, eran muy variadas las preocupaciones de los participantes. Quizás alguna coincida contigo, de ahí que las hayamos enumerado. Ellos y ellas, desde sus casas y desde su propia experiencia, después de este análisis de la situación, se animaron el resto del tiempo a pensar juntos posibles salidas. Y eso es lo que te ofrecemos a continuación. Como este problema nos afecta a todos, en cuanto personas y en cuanto ciudadanos, esperamos de ti que te sumes, y que apoyes todo aquello que te parezca, desde tu propia conciencia crítica como ser humano, lo más prometedor. Recuerda que la pregunta más importante es ésta: ¿En qué mundo queremos vivir? Y que el mundo lo construimos entre todos. Esto requiere, como han estudiado de sobra Karl-Otto Apel y Jürgen Habermas el contrapeso y la presencia de todos los intereses, de todos los afectados o implicados, en este caso, todos nosotros. Por consiguiente, tú también estás siendo interpelado.
Dijeron que son necesarias estructuras supranacionales que regulen el manejo de estas tecnologías y el flujo de la información, los fines y los valores que han de plasmarse en los usos o aplicaciones a distintos contextos. Pero claro, ¿será esto posible o no lo será? Convienen, ellos y ellas, que es necesario la formación de individuos concienciados (verdaderos ciudadanos, pues), de manera que no simplemente sean correa de transmisión, como se dijo, colaboradores sumisos y acríticos. Y, claro, ¿esto cómo se consigue o, al menos, cómo se promociona? He aquí algunas ideas que nos ofrecen: 1) Ampliación de la democracia y profundización democrática de la misma. Más democracia, que significa mejor calidad democrática. Y sin duda hay muchos aspectos a mejorar, que todos sabemos, y el Movimiento 15M se encargó de hacer visible. 2) El control de las mentiras y de los bulos, la recuperación de la verdad (una palabra rota, entre otras, a las que se refiere García Montero). No todo es posible, ni todo es igual de verdadero. Platón lo aclaró de esta manera: la verdad es una opinión basada en buenas razones. 3) Recuperar la relación adecuada entre ética y política. La ética es la base de la política. Maquiavelo nos está trayendo muchos quebraderos de cabeza. No todo cabe en política. Por lo menos, mucho menos de lo que ahora mismo cabe, de lo contrario la ciudadanía, y los ecosistemas, se asoman continuamente al desastre.
Claro, esto es muy difícil de llevar a cabo, así directamente. Pero que sea difícil, no implica que dejemos de intentarlo. Lo opuesto es lo que suele suceder a menudo en nuestro tiempo: la dejación de nuestra responsabilidad política y ciudadana en manos de otros, que, claro, mirarán por ellos mismos y sus intereses. Por eso, nos ofrecen los participantes una muestra de una posible vía negativa: al menos, podemos tener muy claro lo que debemos evitar. Y, es posible que esto sea más factible: no volvernos de espaldas a la naturaleza, incluirla en nuestras decisiones, no recaer aún más todavía en la prevalencia de lo individual y el egoísmo, recuperar la fuerza y la presencia constante de lo común, no creernos toda la información que nos rodea, ni tampoco volvernos descreídos del todo; se trata de desarrollar el pensamiento crítico. No dejar en manos de intereses particulares lo que afecta a todos nosotros, tampoco el flujo de la información, que no se constituya en un poder ajeno y nosotros quedemos alienados.
Uno de los participantes, buen conocedor y divulgador de complejas teorías físicas, ofreció, ya casi al final, una conclusión esperanzadora: muchos sistemas poseen una cualidad, la de autorregularse, que permite que lo caótico en un momento dado se vaya reorganizando de una manera nueva, que alcance a sobrevivir. Esto, aunque no está directamente en nuestras manos, hace posible albergar un grado mínimo de confianza… Esto, por nuestra parte, requiere que todos nosotros, como ciudadanos libres y autónomos, como personas conscientes y autoconscientes, pongamos en el mortero de los acontecimientos universales nuestra propias acciones humanas, bien encaminadas, desde nuestro nivel actual de conocimiento. Que cuando nos toca jugar en el juego de la vida, que juguemos nuestro lance con toda la plenitud que la vida nos ofrece. Y, respecto de aquellos que pensamos que tanto control poseen sobre nuestras vidas, que sepamos que no es para tanto… Por ejemplo, de pronto, aparece una pandemia que da al traste con todas sus previsiones de negocio. La creatividad recupera de nuevo su sitio. Y se abre una oportunidad nueva para las actitudes solidarias. Si los ejecutivos de Silicon Valley, como se mencionó durante el encuentro, recomiendan la formación filosófica y demandan filósofos, debemos preguntarnos qué filosofía. Esto depende de nosotros. Tomar conciencia. Desarrollar toda nuestra capacidad crítica. Para eso estábamos reunidos, los que allí estábamos aquella tarde, filosofando.
Café Filosófico desde Vélez-Málaga (11.9), 17 de abril de 2020, a las 17:30 horas, Sala on line, Google Meet: https://meet.google.com/ubs-unzn-nfq
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Antonio Sánchez Millán
Filósofo práctico y profesor del IES “Juan de la Cierva” de Vélez-Málaga (España). Autor del libro "Practicar la filosofía, los Cafés filosóficos y otras prácticas socráticas" (Editorial Alegoría, Sevilla, 2015), que es fruto de su experiencia organizando diversos Cafés filosóficos durante los últimos años. Otros libros de filosofía practicada: "Los Otros, taller de filosofía en torno al diálogo platónico Eutifrón" (coordinador, Ed. Algorfa, Marbella 2019) y "Filosofar es cosa de niños", (Ed. Algorfa, 2020). La mayor parte de sus intereses filosóficos actuales giran, entonces, alrededor de la Práctica filosófica, además de la integración del pensamiento de Oriente y Occidente, y la búsqueda interior y la vida buena. En el ámbito literario ha obtenido el accésit de poesía en el Certamen "Joaquín Lobato" 2018 y publicado en enero de 2019 el libro "Solatz" (Editorial Algorfa, Marbella). Otras publicaciones, sus proyectos y actividades pueden seguirse en el Blog: "Palestra de Filosofía"